Friday, February 8, 2013

Autismo y enfermedades de su espectro: prometedora esperanza

Publicado en Plaza Pública el 3 de enero de 2013



El Autismo es una enfermedad que oscurece los cielos de muchas familias.  Junto al Síndrome de Asperger y los trastornos generalizados del desarrollo (TGD), forma parte de un grupo llamado Trastornos del Espectro Autista (TEA).

No hay datos claros de prevalencia.  Un estudio en los Estados Unidos y el Reino Unido indica que en 1984 se reportaba un caso en cada 10,000 nacimientos (1/10,000) y hoy la cifra es aterradora, epidémica: 1/86.
Otro estudio (CDC, Atlanta) indica que la prevalencia actual en los Estados Unidos es de  1/54 y los niños latinos y negros son los más afectados.  La prevalencia ha aumentado 78% en los últimos diez años.

Algunos médicos clasifican al autismo como parte de las enfermedades AAAA: Autismo, Asma, Alergias y Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (ADHD en inglés).

Lo que llevó a escribir este artículo es la serie de inesperados hallazgos por una investigadora independiente,  doctora en medicina y neurología y madre de un niño autista.  Me parece que su abordaje no pertenece al llamado “mainstream” de la medicina, aunque el testimonio de sus pacientes y la recuperación completa de su propio hijo reclaman atención seria.

La doctora Natasha Campbell-McBride reclasifica la enfermedad en un grupo llamado “Gut and Psychology Syndrome (GAPS)” que traduzco libremente como síndrome sicogastrointestinal (SSGI).  Éste incluye autismo, ADHD, dislexia, dispraxia (patología psicomotriz), esquizofrenia y depresión. 
Investigadores tradicionales  atribuyen causas genéticas hasta en 90% de los casos.  La nueva teoría reduce drásticamente ese porcentaje y atribuye la causa principal a situaciones nutricionales, lo que ayudaría a explicar la explosión en la tasa de prevalencia.  Otra diferencia importante con el enfoque tradicional es que la recuperación se considera posible y el tratamiento es de lo más sencillo (aunque serio).

La condición nutricional que causa el problema puede rastrearse hasta la madre y la abuela.  Según la Dra. Campbell, la madre transmite al niño una incalculable variedad de flora intestinal y factores inmunológicos  por dos medios: lo que el niño adquiere en su rápido paso por la vagina durante el parto y lo que recibe a través de la lactancia materna.  De manera que si no existen las condiciones adecuadas, en cada generación van aumentando la exposición de los bebés al SSGI.

Entre los microorganismos que el niño recibe hay buenos y malos, pero cuando los malos son menos, en el tracto digestivo del bebé se instalará un poderoso sistema de defensa que fortalecerá su sistema inmunológico y neurofisiológico.  Cuando ocurre lo contrario, se produce un proceso de intoxicación que llega al cerebro, inhibe procesos neurológicos necesarios para el desarrollo pleno y resulta en enfermedades comunes del mundo moderno.  Esos cambios son los que se reportan en las imágenes de actividad cerebral de los niños afectados.

Dicho de una manera más sencilla, todo depende dela calidad de la flora intestinal del bebé y las medidas para identificar y corregir desequilibrios.

Según este enfoque, las condiciones de la flora gastrointestinal también se ven afectadas por la sustitución de la lecha materna, los antibióticos, la píldora anticonceptiva, la comida chatarra y el consumo de jarabe de maíz como edulcorante.  Un tema de mucha discusión es el de las vacunas. Si el sistema inmunológico no tiene un desarrollo normal, su respuesta a los antibióticos y vacunas es impredecible.
La solución: una dieta terepéutica para madres e hijos.  La Dra. Campbell presenta tratamientos concretos en el libro Gut and Psychology Syndrome.  También ofrece formación a quienes atienden pacientes con esos problemas.  Si este artículo beneficiara a un solo niño, habrá valido la pena que ocupara espacio en PzP.

http://articles.mercola.com/sites/articles/archive/2011/07/31/dr-natasha-campbell-mcbride-on-gaps-nutritional-program.aspx

No comments:

Post a Comment

Gracias por comentar. Recuerde: sólo se publicarán mensajes de personas que se identifiquen plenamente.