Con su permiso...
Columna semanal número 3, Publicada en el Diario de Centroamérica del 26 de enero 2012.
Apostón judiciario.
Si usted sabe qué es
vivir al lado de una persona adicta, no hay necesidad de explicaciones. Sin embargo, hay quienes no pueden siquiera
imaginar la manera en que alguien con adicción se autodestruye y arrastra a su
entorno.
Hay muchas
adicciones con respuestas sociales y de gobierno. Está el alcohol (restringido a ciertas horas
y no permitido a menores), el tabaco (prohibido en lugares públicos, sujeto a
altos impuestos), y las drogas
(producción, uso y distribución son ilegales).
Padres y maestros luchan contra la adicción infantil a videojuegos. Personas confiesan que abandonaron redes
sociales por internet porque llegaron al borde de la adicción. Hay quienes se quejan de amigos, colegas y
familiares enganchados al Blackberry
(llamado por algunos “crackberry”).
Quiero enfocarme
en un problema con muy poca respuesta: la adicción al juego, o ludopatía. Las
personas con este problema progresivamente abandonan o descuidan profesión,
empleo, relaciones, familias para terminar arruinadas moral, sicológica y
económicamente. Venden su auto, su casa,
sus pertenencias, se endeudan con la tarjeta de crédito, vacían sus cuentas
bancarias, roban. La familia, sufre, se
empobrece y no encuentra una manera de reaccionar. Es una tragedia.
En el país la
industria extractiva del juego incluye a los casinos, casas de bingo y las
desprestigiadas “maquinitas” tragamonedas, que merecen mención aparte porque
atrapan niños y adolescentes.
Se habla de
prohibición, pero el sistema se defiende diciendo que entonces habría que
cerrar bares, prohibir la venta de tabaco y, en fin, establecer un sistema que
anule la libertad de autodestruirse. Que
me digan los dueños de bares sociales si permiten la permanencia o ingreso de
borrachos. La reacción de los casinos es
opuesta: mientras más adicto, mejor. Cliente
VIP.
Hay
dimensión religiosa, ética y moral, pero esas son aguas más profundas y cosa de
cada quien. Lo que es evidente es el
daño que esta adicción causa a personas y familias afectadas. Si esto no conmueve a las autoridades de
gobierno, cambiemos de ángulo.
Algunos
países tienen ya prohibiciones. Ecuador,
Cuba, Brasil, Francia, Alemania y Ucrania han legislado al respecto. Kirguistán les sigue. En Honduras se admiten solo extranjeros
mayores de edad. Ah! No olvidemos al
presidente G.W. Bush, quien en 2006 estableció prohibiciones para que los
ciudadanos de los Estados Unidos jueguen y reciban premios en los casinos online.
La
justificación de las potencias, además de moral, es estratégica: contener
el lavado de dinero sucio y canales de financiamiento al terrorismo. Así que cualquier país que tenga
consideración por sus ciudadanos o sea sincero en cuanto a luchar contra el
terrorismo y narcotráfico debe tomar medidas.
Guatemala posee todas las justificaciones.