Friday, February 8, 2013

De babosos y falsos ecologistas (II)

Publicado en Plaza Pública el 11 de diciembre de 2012.

El tema de los desechos líquidos y sólidos es cautivante. El aprendizaje de las cuatro R (Rechazar, Reducir, Reusar, Reciclar) es una bonita aventura, el problema llega cuando nos damos cuenta de que hablamos de un nuevo estilo de vida, de profundos cambios en lo que hacemos, compramos y usamos en nombre de la comodidad y el sentido práctico.

Debido al interés social que el tema despierta, abundan las empresas que presumen de conciencia ecológica para granjearse la simpatía de los consumidores. También existe un tipo perverso de empresario: quien engaña y negocia traspasando la línea del delito; colude con funcionarios públicos y políticos para hacer fortuna fácil.

La segunda parte del artículo es sobre estos últimos, porque no se necesita ser profeta para saber que este tipo de criminales están al acecho.

Un muestra de lo anterior es el caso de dos empresarios norteamericanos que van de país en país, cobrando dinero público por reciclar neumáticos viejos cuando en realidad solo los hacen picadillo almacenado para que, luego de algún tiempo, un gigantesco incendio “accidental” destruya las evidencias 
http://laverdaddepuertorico.blogspot.com/2008/09/el-reciclaje-de-gomas-en-puerto-rico-un.html ¿Habrán ya visitado a nuestros diputados?

Estos negocios operan de la siguiente manera: en nombre del interés en el medio ambiente, se preparan leyes, acuerdos ministeriales, reglamentos y acuerdos municipales con etiqueta ambientalista. Se identifican servicios de pago, cuyos contratos terminan siendo adjudicados a las mismas empresas (¿financistas de campaña?) que promueven las nobles ideas. Se echa mano de los recursos públicos y se les paga por contribuir al ambiente sano. En realidad, todo es un montaje, un fraude premeditado donde se reparten porcentajes y comisiones a lo largo de la cadena de decisiones.

En Europa y los Estados Unidos existe legislación que obliga a los fabricantes de diversos productos a reciclar los desechos. La cuota de reciclaje se recarga al consumidor (desde centavos hasta dólares o euros por artículo). El problema es que las empresas se apropian del dinero y no reciclan. Normalmente, exportan los desechos a basureros de ultramar. En el medio, algún empresario vende a un gobierno la idea de recibir desechos para reciclar en el país, generando empleos y contribuyendo al ambiente global. En Asia y África hay países que reciben los desechos y dejan la contaminación en casa. Aquí más información al respecto: http://www.ecologiablog.com/post/1031/el-negocio-del-reciclaje-o-el-fraude-de-los-sistemas-integrados-de-gestion-sig
En México, estado de Coahuila, se desató un escándalo cuando se descubrió que el “Centro Integral de Manejo y Aprovechamiento de Residuos Industriales (Cimari), cuya función era reciclar o inhibir desechos tóxicos… no era más que un tiradero… cuyo propósito era importar desechos estadunidenses”. El proyecto presentó una lista de 15 empresas estadunidenses que serían sus clientes, entre ellas Halliburton, Chevron, Caterpillar, Dupont y Whirpool. El promotor: un político local. El asunto terminó en los tribunales.
La ciudadanía debe estar atenta a todas estas nobles iniciativas. No se trata de obstruir porque sí o de oponerse ciega y fieramente a cualquier iniciativa con etiqueta verde. El asunto es tener los ojos bien abiertos para anticipar cualquier fraude, especialmente porque, cada vez más, los platos rotos se pagan con dinero de los impuestos o perjuicios al ambiente. El cuidado del ambiente debe se un tema de política pública, no un changarrito de trances tras vestidores.


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