Publicado en Plaza Pública el 11 de diciembre de 2012.
El tema de los desechos líquidos y sólidos es cautivante. El
aprendizaje de las cuatro R (Rechazar, Reducir, Reusar, Reciclar) es una
bonita aventura, el problema llega cuando nos damos cuenta de que
hablamos de un nuevo estilo de vida, de profundos cambios en lo que
hacemos, compramos y usamos en nombre de la comodidad y el sentido
práctico.
Debido al interés social que el tema despierta, abundan las empresas
que presumen de conciencia ecológica para granjearse la simpatía de los
consumidores. También existe un tipo perverso de empresario: quien
engaña y negocia traspasando la línea del delito; colude con
funcionarios públicos y políticos para hacer fortuna fácil.
La segunda parte del artículo es sobre estos últimos, porque no se
necesita ser profeta para saber que este tipo de criminales están al
acecho.
Un muestra de lo anterior es el caso de dos empresarios
norteamericanos que van de país en país, cobrando dinero público por
reciclar neumáticos viejos cuando en realidad solo los hacen picadillo
almacenado para que, luego de algún tiempo, un gigantesco incendio
“accidental” destruya las evidencias
http://laverdaddepuertorico.blogspot.com/2008/09/el-reciclaje-de-gomas-en-puerto-rico-un.html ¿Habrán ya visitado a nuestros diputados?
Estos negocios operan de la siguiente manera: en nombre del interés
en el medio ambiente, se preparan leyes, acuerdos ministeriales,
reglamentos y acuerdos municipales con etiqueta ambientalista. Se
identifican servicios de pago, cuyos contratos terminan siendo
adjudicados a las mismas empresas (¿financistas de campaña?) que
promueven las nobles ideas. Se echa mano de los recursos públicos y se
les paga por contribuir al ambiente sano. En realidad, todo es un
montaje, un fraude premeditado donde se reparten porcentajes y
comisiones a lo largo de la cadena de decisiones.
En Europa y los Estados Unidos existe legislación que obliga a los
fabricantes de diversos productos a reciclar los desechos. La cuota de
reciclaje se recarga al consumidor (desde centavos hasta dólares o euros
por artículo). El problema es que las empresas se apropian del dinero y
no reciclan. Normalmente, exportan los desechos a basureros de
ultramar. En el medio, algún empresario vende a un gobierno la idea de
recibir desechos para reciclar en el país, generando empleos y
contribuyendo al ambiente global. En Asia y África hay países que
reciben los desechos y dejan la contaminación en casa. Aquí más
información al respecto: http://www.ecologiablog.com/post/1031/el-negocio-del-reciclaje-o-el-fraude-de-los-sistemas-integrados-de-gestion-sig
En México, estado de Coahuila, se desató un escándalo cuando se
descubrió que el “Centro Integral de Manejo y Aprovechamiento de
Residuos Industriales (Cimari), cuya función era reciclar o inhibir
desechos tóxicos… no era más que un tiradero… cuyo propósito era
importar desechos estadunidenses”. El proyecto presentó una lista de 15
empresas estadunidenses que serían sus clientes, entre ellas
Halliburton, Chevron, Caterpillar, Dupont y Whirpool. El promotor: un
político local. El asunto terminó en los tribunales.
La ciudadanía debe estar atenta a todas estas nobles
iniciativas. No se trata de obstruir porque sí o de oponerse ciega y
fieramente a cualquier iniciativa con etiqueta verde. El asunto es tener
los ojos bien abiertos para anticipar cualquier fraude, especialmente
porque, cada vez más, los platos rotos se pagan con dinero de los
impuestos o perjuicios al ambiente. El cuidado del ambiente debe se un
tema de política pública, no un changarrito de trances tras vestidores.
Friday, February 8, 2013
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