Saturday, December 21, 2013

Medias verdades son medias mentiras, Presidente.


Artículo publicado en PlazaPública el 7 de octubre de 2013.

 Con ocasión del discurso presidencial en la Asamblea General de las Naciones Unidas, se informó al mundo del éxito (sin precedentes universales) en la reducción por mitad de la mortalidad infantil por desnutrición en tan solo unos  meses.

Esta manipulación política de datos incompletos y de dudosa validez resulta desmoralizante.

Existe  un marco conceptual para explicar la desnutrición y su consecuencia fatal, la mortalidad.  Dicho marco está bien recogido en la lista de componentes del subprograma Ventana de los Mil Días, del programa Hambre Cero.  Eso incluye acciones de saneamiento ambiental, educación nutricional, alimentación complementaria y terapéutica, aumento de los servicios de salud, desparasitación, vacunación y reducción de la anemia en mujeres embarazadas.

Así que no se puede anunciar una reducción de la mortalidad infantil por desnutrición (olvidándose de la mortalidad materna) sin demostrar los avances en el control de sus causas. En este momento, ni se ha arrancado con todos los componentes de manera coordinada, ni se cuenta con indicadores que midan los resultados.  ¿A cuenta de qué se da un salto cuántico y resulta que hay una reducción de 50 porciento?  Para que se entienda mejor la expresión, se cita a la Wikipedia: “En física, un salto cuántico es un cambio abrupto del estado físico de un sistema cuántico de forma prácticamente instantánea. El nombre se aplica a diversas situaciones. La expresión salto se refiere a que el fenómeno cuántico contradice abiertamente el principio filosófico repetido por Newton y Leibniz de que Natura non facit saltus ('La naturaleza no procede a saltos')”.

Peor aún, no habrá salto ni de párrafo si no se entiende de una buena vez que los programas como Hambre Cero no son para capitalización política, que fotografiarse al lado de niños desnutridos es abuso infantil y que andar haciendo de Santa Claus contra el hambre es señal de no haber comprendido  el problema, menos las soluciones.

Otra media verdad es decir que las nuevas disposiciones de tránsito van a combatir la delincuencia.

Con la claridad de un medio día soleado en Zacapa, el problema es la portación ilegal de armas, su rampante tráfico y las enormes facilidades ofrecidas por comerciantes y ciertas instituciones del Estado para adquirir municiones de todo tipo.

¿De qué manera los chalecos anaranjados (que  recuerdan a los presidiarios en cárceles de los Estados Unidos) y la circulación restringida van a solucionar la incapacidad de Policía y Ejército para controlar armas y municiones? 

Es cierto que las nuevas disposiciones pueden contribuir a ordenar el tráfico vehicular, pero de todo lo normado, lo único que puede servir de algo es la prohibición de colocarse al lado de vehículos detenidos.

Resulta difícil de comprender que un Gobierno con tantos asesores  no haya medido el nivel casi radioactivo de exposición al ridículo y devaluación de confianza ciudadana en materia de seguridad (compromiso, no promesa).  Si salieran a dar un paseo como ciudadanos comunes, los traficantes de negocios metidos a asesores técnicos se darían cuenta del golpe a la gobernabilidad que asestan las medidas que no pueden hacerse cumplir. 

Es imposible ocultar que muchas malas crianzas de motociclistas se deben a que  en este país no hay escuelas de conducción de motocicletas.  La licencia se obtiene sin pasar los exámenes de ley.  La culpa  recae aparatosamente sobre la Policía Nacional.  Ahora se atacan las consecuencias sin tocar las causas.

También resulta brutalmente obvio que el arma secreta para hacer que se cumpla la ley es el incentivo a las PMT para hincharse de dinero a base de multas, y las amenazas (política de garrote y zanahoria).  ¿Cómo esperan que las PMT  se hagan cargo de los motoristas armados?  ¿Acaso no es ése el problema?  Ese es mandato de la PNC. El problema de los asaltos principia ahí, y pueden multar a cien mil motociclistas sin que uno solo sea sometido a control de armas.  Irresponsablemente se manda al matadero a los PMT.

Además,   ¿a quién se le ocurre que un criminal  circulará portando casco y chaleco con identificación que corresponda con la motocicleta?  Si el número del chaleco debe ser visible a cinco metros, lo mismo debe ser para el número de placa, pues estos deben coincidir (previo a iniciar persecución legal del infortunado propietario de la motocicleta cuyo número de placa fue clonado por los delincuentes).

Prohibir que los motociclistas se desplacen entre carriles cuando el tráfico de autos está detenido (me refiero a circular sin riesgo propio o para otros) solo empeora los atascos. También tiene costos económicos enormes por el retardo de entregas y trámites asignados a los motoristas porque llegan más rápido que un auto.    Lo que debe ser prohibido y sancionado sin demora es detenerse al lado de un vehículo, por el riesgo de asalto que representa gracias a la ineficiencia gubernamental en el control de armas y municiones.

Una última media verdad y media mentira que resulta pertinente: medios de comunicación se somatan el pecho y rasgan las vestiduras en nombre de la Democracia, mientras son cómplices de la impunidad y violación de la Ley al publicar las actividades de campañas políticas anticipadas (incluyendo al PP).  No se hagan los mensos.  Apaguen la luz, a ver si alguien se entera más allá de los carteles. 

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