Saturday, December 21, 2013

Sí a la intervención en aduanas

Artículo en PlazaPública, edición del 3 de noviembre de 2012.


Las aduanas nacionales no son foco sino punto neurálgico de la corrupción.  Desde hace años han sido la presa favorita, el elote más grande y tierno del canasto.  Para aprovechar las fortunas particulares que pueden forjarse, ha sido oportuno organizarse en grupos tipo sociedad secreta, con todo y ritos especiales.  ¡Vamos!  Seamos claros.  Cárteles es el nombre correcto.

Recuerdo que durante el gobierno de Vinicio Cerezo fui a visitar a un ex –colega que se había pasado a trabajar al sistema aduanero.  Mientras conversábamos, varias personas llegaron a su oficina, le entregaban una tarjetita, explicaban que venía de parte de zutano o mengano y en respuesta, él sacaba un sello de hule, de esos que se les compran a los niños.  Tenía osos, perros, leones, caritas.  Escogía uno y lo estampaba en la parte trasera de la tarjeta.  Vaya con fulano de tal, y le entrega esto.

No pregunté ni él me ofreció explicación alguna.  Estampaba diferentes figuras.  ¿Prioridad? ¿Tarifa que debía aplicarse?  No podía ser nada bueno.  

En opinión de quien escribe, durante el gobierno de Vinicio Cerezo se crearon las condiciones para que los militares poderosos pasaran de usar el sistema para apropiarse legalmente de grandes extensiones de tierra (FTN, Petén) y se convirtieran en empresarios,  actuando al amparo de privilegios.  Más tarde se profundizaría en  los negocios sucios, como las drogas, trata de blancas, tráfico de armas propias y ajenas, etcétera.  Una anécdota oportuna: por su conocida honradez, el presidente Idígoras, si bien recuerdo, le ofreció a mi abuelo, el teniente coronel Manuel Ángel Ponce Amézquita,  el puesto de Director General de Aduanas, al lo que él  respondió: “No, esa es una cueva de ladrones.  Vos sabés que no soy como ellos y cuando salga del puesto la gente no va a creer que no güevié, terminaría metiéndole un tiro a alguien.  Mejor déjame fundar la Escuela Nacional de Educación Física”.  Como mi abuelo, hay muchos militares horados, jubilados y en servicio.  

Los medios de comunicación han abundado en comentarios alrededor de la Red Moreno y cómo él era apenas un peón del juego.  No se necesita decir más para saber que Aduanas sigue siendo un jugosísimo premio y que algunos militares han sido clave para blindar el sistema contra los controles.  De ahí que algunos pensemos, sin evidencia suficiente para montar causa, que estamos presenciando un intento de relevo en el control del negocio.  Mención especial debe ir a los empresarios que basan en el manejo de sistemas corruptos su permanencia e irrupción en las listas de ricos y poderosos.

Es claro que se necesita una intervención del sistema, pero no la que se ha estado planificando.  Necesitamos la intervención de un Presidente con carácter, un patriota, alguien que haga compromisos y no promesas.  Un líder del siglo, mejor si con antecedentes en inteligencia militar y buenas conexiones con el sector privado honesto para tener mayor acceso a la información sobre corruptos y corruptores.  Alguien con mano dura contra la corrupción, venga de donde venga.  Un Presidente tal rompería cualquier compromiso en mala hora adquirido con amigos y financistas de campaña y cambiaría los mandos medios y altos en el sistema, asegurándose de poner personal seleccionado por méritos éticos y profesionales.  No permitiría el tráfico de influencias, las recomendaciones de diputados, miembros del partido (así se trate de la mismísima cúpula), amigos, colegas y ex –colegas.  Demandaría al Congreso una Ley de Servicio Civil, para garantizar un buen sistema de selección y promoción de personal.  Haría de las aduanas un tema de carrera y no de oportunidad para el enriquecimiento.   Usaría la información de inteligencia para desarticular las estructuras que han tenido al sistema como rehén desde hace muchos años.  Lo lindo de esto es que no necesitaría de leyes ni medidas controversiales y tendría el apoyo total de la ciudadanía.

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