Friday, January 17, 2014

El hambre como delito imputable

Publicado por el diario digital PlazaPública el 17 de enero de 2014.


El flagelo del hambre ha provocado la caída de civilizaciones, creado revoluciones, terminado con imperios, reyes y gobiernos.

Acabar con el hambre ha sido una preocupación permanente de la humanidad, y para ello ha desarrollado muchos recursos. 

En el siglo veintiuno hemos alcanzado niveles nunca soñados en la producción, procesamiento y conservación de alimentos. Si en algo falló Thomas Malthus fue en predecir que el crecimiento poblacional (geométrico, acelerado) no tendría par en la producción alimentaria.

La lista de recursos es larga. Fertilización; desarrollo de variedades altamente productivas, resistentes a condiciones climáticas adversas y a plagas y enfermedades que antes eran devastadoras; cultivo sin tierra, cosecha de rocío; producción en condiciones ambientales controladas; la ingeniería genética tiene el potencial de desarrollar cosas que hoy día sólo pueden existir en tratados de ficción.

Alimentos que se descomponían en horas hoy pueden soportar meses y años.

Para que lo anterior fuera posible se requirió de conocimiento empírico desarrollado a lo largo de siglos. Fueron los pequeños agricultores quienes hicieron la selección de materiales vegetativos y animales resistentes, adaptados y productivos. Generación tras generación, hasta nuestros días, aislaron características positivas, eliminaron las negativas y sentaron las bases para desarrollar la paleta de recursos genéticos animales y vegetales de la actualidad.

Nunca antes en su historia la humanidad ha tenido tantos recursos para producir alimentos. Y nada sabríamos ni tendríamos hoy sin los pequeños productores agropecuarios.  La ciencia moderna no ha tenido más que echar mano a esa herencia, y esto en menos de 100 años.

Por eso merece consideración el planteamiento que recoge el señor Materne Maetz −experto internacional en seguridad alimentaria− en un sitio que se mantiene con sus aportes personales y contribuciones de especialistas de seguridad alimentaria alrededor del mundo.

El razonamiento es el siguiente:

Se producen suficientes alimentos para que cada ser humano satisfaga sus necesidades alimentarias y nutricionales. Sin embargo, hay más de 800 millones de personas subalimentadas y dos tercios de ellas son niños y niñas.

Cada día mueren de hambre entre 15 y 20 mil personas. Mueren. De hambre. 19 millones de niños padecen hoy desnutrición aguda severa.

Resulta paradójico que la mayoría de personas que padecen hambre en el mundo sean pequeños agricultores. Sí, los mismos a quienes debemos que Malthus se haya equivocado.

Siendo que todo lo anterior es de sobra conocido, no queda sino pensar en las razones para que el problema persista.

Los modelos de desarrollo que aseguran la producción alimentaria mundial se olvidaron de incluir a los pequeños agricultores.

Algunos países de América Latina lograron reducir a la mitad el número de personas con hambre, tal como se planteó en 1990, con vistas al 2015. Algunos lo alcanzaron desde 2012. La FAO reporta que en la región, sólo Guatemala, Costa Rica y Paraguay no han avanzado lo suficiente (sí, Honduras y Haití están en la otra lista). Hasta la Venezuela de Chávez alcanzó la reducción en 50% (FAO, SOFI 2013).

Entonces, argumenta el Sr. Maetz, el hambre no es una fatalidad del destino sino el resultado de las decisiones que toman –y no toman− los gobernantes.

Siendo que no se trata de un problema imposible de resolver, la existencia del hambre debe dejar de ser una estadística, y los gobernantes deben asumir su responsabilidad de una manera contundente.

Habrá que discutir la manera de lograrlo. Como punto de partida, la propuesta es que el hambre sea reconocido internacionalmente como un delito de lesa humanidad, y que los gobernantes sean juzgados al igual que se hace con otros delitos de la categoría. Al menos, hay que poner el tema en la agenda prioritaria.

Para que esta iniciativa se mueva, se ha preparado una petición al Secretario General de las Naciones Unidas, quien deberá darle seguimiento. La meta es contar con un millón de firmas. Yo diría que la meta es derrotar nuestra indolencia. Quienes quieran ser actores y no observadores de esta iniciativa, pueden agregarse aquí: http://lafaimexpliquee.org/La_faim_expliquee/El_hambre_crimen.html

No comments:

Post a Comment

Gracias por comentar. Recuerde: sólo se publicarán mensajes de personas que se identifiquen plenamente.