Sunday, May 25, 2014

El lépero honor del tribunal

Artículo publicado por el diario digital Plaza Pública del 7 de abril de 2014.

La mácula se refiere a haber hecho sentir públicamente ridiculizado a un colega litigante –palabras del ofendido–.

El Tribunal de Honor (TdH) no tiene competencia para estos casos, a menos que hubiera sentencia de culpabilidad de por medio.

Por los hechos contenidos en la acusación ya existe una investigación de la instancia competente dentro del Organismo Judicial, que no encontró falta. El TdH decidió tomar la ley en sus manos.

Entre tanto, imagino la vergüenza de muchos abogados y abogadas del país, sintiendo su propia honra zambutida en una cloaca hedionda a lo que ya sabemos, a servilismo inconmensurable y a incompetencia en Derecho.

Por si fuera poco, el TdH pasa el caso al Ministerio Público para que investigue si hay delito que perseguir (conociendo del previo dictamen interno).

Dejando de lado la ilegalidad, la condena es rotundamente desproporcional a la supuesta falta. Un año de inhabilitación profesional, una multa onerosa y la obligación de difundir la sentencia por radio, televisión, y medio escrito. Es decir, tres sanciones económicas, una moral, una humillación pública (lo que están juzgando como carente de ética) y una sanción profesional. Sólo faltó que la condenaran a raparse, bañarse en chapopote, revolcarse en plumas de gallina y alegrar Pasos y Pedales. O quizá eso es exactamente lo que querían hacer e hicieron, según su miope entender.
¿La Constitución, la ley del Organismo Judicial? ¡No! El honor, por sobre todas las cosas. El honor como eufemismo de cosas que no se pueden decir en público. Por evitar una mancha de honor al gremio y al sistema de justicia, se han pasado por arriba de los mecanismos internos del Organismo Judicial, y hasta le ordenan que inhabiliten a la jueza, pues es requisito indispensable que los juzgadores sean colegiados activos. ¡Ah! La multa económica corresponde a las cuotas del año en que no podrá ejercer su profesión. Se ve que también cuidan los centavitos del CANG con diligencia titánica.

Entre tanto, muchos guatemaltecos opinamos que el honor del CANG ha sido mierdarizado por mucho tiempo sin que se conozca alguna reacción similar por parte de su diligente TdH.
Son abogados y notarios todos los involucrados en garantizar la impunidad en el caso Siekavizza, son algunos de ellos quienes transan sentencias, controlan la industria de las adopciones ilegales, asesinan gente para apropiarse de sus bienes inmuebles, fabrican coartadas fabulosas para mareros y toda calaña de delincuentes (su deber es garantizar que los derechos de los acusados sean respetados, no falsear hechos y entrenar testigos falsos). Son agremiados sin honor quienes firman “doy fe” sobre grandes mentiras, quienes firman “auténticas” por cincuenta pesos y con los ojos cerrados, quienes redactan leyes a la medida del cliente y del incentivo, quienes mantienen fuera de la cárcel a maridos golpeadores y despreocupados del bienestar de sus hijos, quienes pasan bajo la mesa el monto de la fianza y la garantía de que no se dictará prisión durante la audiencia…

Falta espacio para mencionar los atropellos al honor de los buenos abogados y notarios por parte de los malos, a ritmo de varias veces por minuto. Son ellos y ellas la colosal base de la pirámide de impunidad que hunde al país. Parece que el TdH se interesa solamente en casos que lleguen con recomendación especial desde el epicentro del poder. Guatemala, deshonrada; los buenos abogados, deshonrados. La familia, bien gracias.

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