Tuesday, April 21, 2009

La Conferencia Episcopal Paraguaya, Fernando Lugo y el análisis contextual.

El Presidente de Paraguay y ex obispo del departamento de San Pedro (1994-2004), Fernando Armindo Lugo Méndez, está atravesando momentos bochornosos pues su vida privada secreta está saliendo a la luz, para deleite de sus opositores y preocupación de la coalición multipartidaria que lo llevó al poder: Alianza Democrática para el Cambio. La preocupación no es para menos: la alianza logró romper la zaga del Partido Colorado, que estuvo en el poder por 61 años. Todo un record por donde se quiera ver.

Monseñor Lugo pasó de ser el obispo de los pobres a Fernando Lugo, presidente de los pobres. Su título eclesiástico lo abandonó por renuncia personal en 2005, aunque le fue otorgada la dispensa papal hasta en 2008.

En menos de un mes, el presidente Lugo ha tenido que enfrentar dos juicios mediáticos por causa de la revelación de dos sagrados secretos. El primero es que por diez años mantuvo una relación amorosa con una mujer que hoy tiene 26, y un hijo que muy pronto cumplirá dos añitos. Después de cinco días de que el aire de Asunción se inflamara con la denuncia, el presidente Lugo admitió la paternidad. Dejo a los abogados la definición de presuntas faltas y delitos legales.

El segundo escándalo tardó apenas días en llegar. Una segunda mujer, joven, hermosa y de escasa escolaridad –esta conjetura la saco luego de observar sus declaraciones por la televisión- apareció reclamando el reconocimiento de paternidad de otro niño, éste de seis años.

Visto que se produjo un claro jaque al obispo, cada quien se ha defendido lo mejor que puede. Y es a esa defensa que quiero referirme en este artículo.

Los autores sudafricanos Malcolm Russell y Clifton Coetzee en su libro “Truth Extraction” (la extracción de la verdad) sostienen que su enorme éxito como investigadores privados y asesores de seguridad se base en un principio fundamental: el ser humano, por naturaleza, tiende a decir la verdad. Los alcances y la aplicación de este principio son realmente extraordinarios.

Según Russell y Coetzee, las personas primero buscan sustituir una verdad por otra (aunque la verdad original queda escondida), y en caso de que no se pueda, mentirán, siempre dejando enterrada la verdad. Su bien descrito método para extraer la verdad verdadera se llama Análisis Contextual.

Cuando leía los despachos periodísticos sobre la reacción del presidente Lugo y la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), inmediatamente recordé el análisis contextual. Según la agencia de noticias Associated Press, el vocero de la iglesia dijo: "La Conferencia Episcopal Paraguaya nunca recibió ninguna denuncia formal por escrito con relación a Monseñor Fernando Lugo referida a cuestiones de su supuesta paternidad".

La declaración niega cualquier responsabilidad, pero se desbarata con el análisis contextual. “La Conferencia Episcopal nunca recibió denuncia formal…”. Aquí cabe suponer que sí hubo denuncias, pero no fueron formales o no se les dio esa categoría. También cabe suponer que la denuncia pudo haber llegado a miembros de la CEP, pero no a ella como tal. “Denuncia formal por escrito…” indica que si acaso hubo denuncias, no llegaron a plantearse por escrito.

Una verdad simple podría ser: “Ni la CEP o alguno de sus miembros supo, de manera o forma cualquiera, sobre alguna denuncia de paternidad”. Pero en este caso se estaría mintiendo llanamente.

La reacción del presidente Lugo tampoco resiste el análisis contextual: “actuaré en línea con la verdad y me sujetaré a todos los requerimientos presentados por el sistema de justicia”. Estas muy medidas palabras –igual que en el primer caso-, nos dicen que aceptará aquello que se logre comprobar, y que responderá ante el sistema de justicia. En otras palabras, que está en marcha un mecanismo para dar una solución privada a estos asuntos, evitando que lleguen al sistema judicial.

El análisis contextual implica revisar estructura de las oraciones, uso de tiempos verbales –particularmente el cambio de tiempo verbal-, uso de sustantivos y pronombres y otras cosas que se me escapan. El mismo análisis puede ser aplicado a las declaraciones de políticos criollos. Por ejemplo, aquellas declaraciones inflamadas de indignación: “que me lo demuestre en los tribunales de justicia”. O sea, “está tan bien hecho que no hay pruebas contundentes”. Aunque debo reconocer que muchos líderes criollos tienen por dudoso mérito el vencer su propia naturaleza humana.

Al presidente Lugo le felicito por la decisión de enfrentar la verdad. A las señoras Viviana Carrillo y Benigna Leguizamón, las felicito por exponerla. Los niños Guillermo Armindo y Lucas Fernando tendrán ahora alguien a quien llamar papá y hacerlo su modelo. Atención, presidente Lugo.

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