Tuesday, June 9, 2009

Iluminando el cuarto oscuro de los fertilizantes agrícolas

En el mes de mayo del presente año, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) prohibió por noventa días la comercialización de fertilizantes agrícolas con contenido de materia activa (nutrientes) abajo del treinta por ciento. A través de la Cámara del Agro, parte de las empresas formuladoras de ese producto interpusieron un amparo ante la Corte de Constitucionalidad, que dio validez legal a sus argumentos.

La prensa nacional está dando cobertura al problema, lo cual puede favorecer a los agricultores. El presente artículo pretende ofrecer algunos elementos agronómicos para facilitar las discusiones. Su contenido es básico, por razones de espacio.

Todos los suelos para cultivo agrícola poseen nutrientes que usan las plantas, aunque en cantidades altamente variables y en formas químicas que pueden ser o no ser utilizables por las plantas. Por otra parte, cada especie vegetal tiene diferentes requerimientos de nutrientes, que varían hasta con la edad o grado de desarrollo en su ciclo de vida.

De forma básica, los nutrientes más importantes son: Nitrógeno, Fósforo y Potasio; representados por los símbolos N-P-K. Existen muchos nutriente menores (por las pequeñas cantidades que de ellos requieren las plantas), como Azufre y Magnesio. Algunos fertilizantes preparados industrialmente contienen elementos menores (los llamados fórmula química, que se explica más abajo) y otros no.

En general, un fertilizante es una mezcla de nutrientes dentro de una base inerte, también llamada enmienda agrícola o “filler”. Por ejemplo, una aspirina para niños contiene 100 miligramos de ingrediente activo (acido acetilsalicílico) y el resto es materia inerte, incluyendo azúcar para agradar el paladar. Esto se comprueba al pesar la aspirina: pesa más que 100 miligramos.

La enmienda agrícola consiste en materiales como carbonatos, óxidos y sulfatos de Calcio y de Magnesio. Estos pueden, en algunos casos, servir para corregir o mejorar algunas características del suelo, pero esto es variable y en ningún caso se aportan nutrientes a la planta.

Los fertilizantes que se venden en Guatemala son de dos tipos: mezclas físicas y fórmulas químicas. En términos generales, las fórmulas químicas tendrán menos problemas que las mezclas físicas para ser absorbidas por las raíces de las plantas. El nivel de absorción es variable, determinado por la relación suelo-agua-planta; en algunos casos puede ser significativa y en otros no.

En Guatemala existen empresas formuladoras, es decir, que importan materia prima y hacen la mezcla. Sólo se fabrica mezcla física. Según la manera de combinar los materiales, a la mezcla física se le puede llamar también mezcla homogénea. Las mezclas físicas son más baratas que las fórmulas químicas.

Las normas para la fabricación y etiquetado de fertilizantes no están actualizadas, siendo este un problema de COGUANOR y el MAGA, aunque podrían intervenir otros actores.

Las fórmulas comerciales siempre deben hacer referencia a la cantidad de nutrientes en 100 libras de fertilizante, y el orden de los mismos siempre es N-P-K. Un fertilizante 15-15-15-15, o triple 15, contiene cuarenta y cinco libras de nutrientes (quince de cada uno) y el resto para las 100 libras es materia inerte. Son ejemplo de fórmulas tradicionales, además de la anterior: 12-24-12 y 20-20-0.

El alza del precio de los fertilizantes a partir de 2007 motivó la formulación de mezclas de menor precio por quintal, pero de menos contenido de nutrientes. A estos se les llama de baja concentración. El MAGA considera de este tipo, arbitraria (no hay norma) pero razonablemente, a aquellos debajo del 30 por ciento de nutrientes (tomar nota de que la forma de cálculo en el anterior párrafo puede cambiar según los materiales fuente de los nutrientes. Ejemplo: el N podría venir de la UREA, en cuyo caso el peso de ese elemento será mayor que el mostrado en la fórmula, pero eso complica la explicación y no es relevante para explicar el límite impuesto por el MAGA.)

En el mercado se puede encontrar, como ejemplo las fórmulas Nordix15 (que la gente confunde con triple 15 pero es en realidad un 5-5-5), Súper Cosechón (que es un 8-0-8), 10-0-10, 10-5-10 y fórmula 20 (10-5-5). Algunas formuladoras colocan en la etiqueta el contenido real de N-P-K y otras no.

Ante la ausencia de normas actualizadas, las empresas formuladoras tienen todo el derecho de producir según sus propias estrategias, y el etiquetado leal queda como asunto ético. ¿Dónde surge el problema? En mi opinión, del hecho que la comercialización de mezclas de baja concentración es atractiva para las formuladoras (costo/beneficio) y los agentes de la cadena de comercialización (ganancia unitaria).

Por ejemplo, un fertilizante de fórmula regular (digamos un 15-15-15) cuesta Q.350.00, mientras un Súper Cosechón puede costar Q.250.00. Si usted es un agricultor sin información, y además sin dinero, ¿cuál de los dos compraría? ¿cuál es el precio real por libra de nutriente en cada caso?

Calculadora en mano, resulta que lo barato sale caro, pero el agricultor no está informado. Y si usted fuera propietario de un agro-servicio y le gana más a un saco de Mentirosón que a uno de 15-15-15, ¿qué le sugeriría a su cliente?

Además, la prohibición cae en un momento pico de comercialización, cuando los inventarios son altos y posiblemente se ha trasladado bastante producto hacia los puntos de venta.

Para finalizar, ya se dijo que las necesidades de los cultivos son diferentes según el suelo, cultivo, variedad y época. El consejo técnico es hacer un análisis de fertilidad de la parcela y cotejarlo con las necesidades del cultivo para saber cuál es la fórmula ideal. El problema es que nadie tiene dinero para hacer esa inversión, al menos no los agricultores beneficiarios de los programas de fertilizantes del gobierno. Así que el agricultor aplica lo que puede y se encomienda a Dios.

Los beneficiarios, por otra parte, cultivan en tierras con altas necesidades de fertilizante debido a la degradación ambiental y el uso agrícola de suelos con vocación forestal. Las cantidades necesarias de fertilizantes aumentan año con año en vez de disminuir. La pobreza hace que hoy se aplique menos fertilizante por razones económicas, y si además las fórmulas son de baja concentración, los resultados son previsibles y de hecho se han observado en el terreno, lo que según constataciones personales, crea mucho malestar y desconfianza entre los beneficiarios. Así que más allá del problema técnico, político, legal y económico, hay un asunto ético porque todo el sistema no está actuando en el mejor interés del agricultor. La seguridad alimentaria familiar demanda un aumento de la producción de autoconsumo y para la venta, por lo cual el sistema debe coordinarse para poner en el mercado lo que mejor convenga a esos fines, sin que por ello se renuncie a la ganancia por el capital y tecnología invertidos.

1 comment:

  1. bueno entonces, el problema es la desinformación y por allí debiera de empezar la acción del ente regulador, no tanto el que se permita o no vender diferentes formulaciones, lo que sucede tambien es que como los agricultores tendrán bonos (certificados del estado) para comprar fertilizantes: y seguramente su decisión será en vez de comprar 2 sacos de 15-15-15, compraran 3 ó 4 sacos de mentiroson..., probablemente causando que su cosecha no tenga los resultados que se esperarían ni mucho menos los deseables.

    Tomando de referencia los últimos parrafos, tambien el problema no es repartir fertilizante..., sino que cultivar en zonas áridas, con altas pendientes y con degradación del recurso suelo, que probablemente no necesita ese sistema de cultivo, además no es solo de tirar el fertilizante, sino que hay que saber que enmiendas hay que hacer de ese suelo

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