Los capitalistas libertarios y los izquierdistas no se soportaban, a pesar de compartir país, historia y cultura.
Los unos mataban a los otros. Es más, se mataban entre ellos mismos si con ello se podía culpar a los otros.
“Cerdos oligarcas explotadores” decían los izquierdistas. “malditos comunistas de mierda” les decían los otros. Claro que ambos bandos ni juntos hacían mayoría, pero cuando partes el limón a la mitad, quedas de un lado o del otro, y eso lo saben muy bien quienes se encargan de partir los limones.
Los espíritus de los ídolos e ideólogos muertos en cada bando, por su parte, tenían reuniones en el más allá, y cada vez parecían acercarse más unos a otros, en razón de observar lo que sus seguidores hacían en su nombre con el transcurrir de los años.
Un día, los espíritus de Karl Marx y Adam Smith dieron un salto (en sentido espiritual, por supuesto) y mientras se abrazaban dijeron a los demás: ¡Ya sé, ya está. Juntémonos en el Humanismo!
Desde entonces se declararon en sesión permanente, discurriendo la manera de hacer llegar el mensaje a sus seguidores terrestres. Lástima que los hilos (de nuevo, hablando en sentido espiritual) estén cortados.
Monday, June 1, 2009
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