Sunday, December 25, 2011

Ni guerrilleros ni anticumunistas

En las últimas semanas, la plaza pública se ha agitado con discusiones y argumentos ora respetuosos, ora cargados de odio e ira. Algunos dicen recordar una Guatemala que nunca existió.

Corre la tinta y células zombis se reactivan para aportar al caudal. Inteligencias respetables confunden defensa de dogmas con análisis de la realidad.
Todo ello a causa del encausamiento jurídico a los autores intelectuales y materiales de asesinatos de impacto durante los amargos años del llamado conflicto armado interno. Por años se emitieron y ejecutaron muertes individuales y colectivas como se emiten recetas en un día agitado del IGSS.

Por una parte, el ejército: para defender una doctrina que no se basaba en el nacionalismo o la democracia, sino en una combinación letal de doctrina anticomunista con defensa de intereses económicos. Luego de suprimir oposición nacionalista interna, las bayonetas y balas quedaron en manos de masas fratricidas adoctrinadas, de soldados indígenas reclutados contra su voluntad y campesinos obligados a matar a sus vecinos, familiares y amigos para protegerse a sí mismos. A muchos les gustó el trabajo. Por la otra parte, la guerrilla: una mezcla de militares rebeldes, comunistas, socialistas, intelectuales vanguardistas, gente común sin opciones y personas aventadas a las brasas sin entender bien por qué. Si se me quedó algo afuera, fue minoría.

Es decir, los espacios se cerraron de tal manera que muchos se movieron hacia los polos por la fuerza bruta o por ser la posición más cercana a la propia. En general, un abanico de opciones hubiera desactivado la polarización. La democracia hubiera sido la mejor opción, pero los magnetos de ambos polos no lo permitieron. Muchos terminaron en un bando simplemente porque al otro se le ocurrió perseguirlos. La mayoría de la población que tuvo el privilegio de escoger libremente, decidió quedarse en la cómoda pero siempre peligrosa posición del medio y el miedo. Si la masa hubiera tomado partido, el desenlace hubiera sido muy diferente.

En ese contexto se desarrolló la guerra de ambos bandos. Muchos lucharon por sus ideales o convicciones, muchos porque simplemente se trataba de matar o morir, muchos porque eran o querían defender a los oprimidos.

Ha quedado demostrado que el ejército cometió las mayores inhumanidades. La guerrilla también cometió crímenes de guerra. Negarlo es negar la verdad. Justificarlo es inhumano.

Por eso, la guerra de acusaciones y exhibiciones de retórica en los medios de comunicación no hace ningún servicio a la justicia. Acusar con el único fin de detener o entorpecer el juicio a quienes participaron en asesinatos masivos es traición a la patria de nuestros hijos. No más shows, no más distracciones maliciosas, no más defensas oficiosas, fuera el circo. Esto lo dice alguien que vivió plenamente esa época, que no fue pasivo pero tampoco adoptó posiciones extremas y que por poco margen salió vivo del fuego cruzado. Yo no fui indiferente; vaya que alcé mi voz, vaya que denuncié la injusticia y me metí no sé cuántas veces en la boca del lobo porque aspiraba a una Guatemala democrática y con oportunidades para todos. Pero no era necesario disparar un solo tiro o planificar un atentado. No bastaba con rechazar firmemente la violencia. Ni siquiera valía que en ese tiempo yo no hubiera sido posible siquiera de identificar un solo guerrillero. Protestar era suficiente para ser sumariamente declarado enemigo mortal.

Justicia, no venganza. Que quien la deba, la pague, como medio para evitar que la historia se repita.

2 comments:

  1. Ricardo Gamboa Paniagua1:41 PM

    Byron felicitaciones en este nuevo año y te comkento que mi doctorado lo hice trabajando con cooperativas agrícolas del altiplano en 8 departamentos y si doy fé de lo que vivímos en esa maldita guerra y por eso manifiesto lo siguiente:
    1. El ejercito cumplió (con excesos) su función.
    2. Sí los 4 grupos guerrilleros quizieron romper el sistema y cumplir con sus reclamos, se exponian a que les cayera bala y todo el arsenal.
    3. Mi preocupación siempre fue por las poblaciones que se convirtieron en carne de cañón, porque les cayó penca por todos lados.
    4. La firma de la paz nos rescató de una guerra, que ya se había vuelto un excelente negocio para ambos bandos.
    5. Hay tanto que escribir y ya lo hizo el Obispo Juan Gerardi, quien realmente infló los testículos y denunció lo que le costó la vida.

    A donde llegaremos si la raquítica justicia guatemalteca tenga que revisar, aclarar y condenar a fallecidos de ambos bandos y NADIE reclama a los fallecidos de la población.
    A donde llegaremos sí la gringa oportunista sigue pidiendo justica para Bámaca????

    ReplyDelete
  2. Anonymous8:35 AM

    Pues si mucha, la guerra nos la pusieron en la nuca de otros lados, no nos engañemos, fueron intereses de los gringos y los rusos los que nos efrentaron entre hermanos.

    Saul Guerra

    ReplyDelete

Gracias por comentar. Recuerde: sólo se publicarán mensajes de personas que se identifiquen plenamente.