Wednesday, August 12, 2009

Análisis crítico del Colegio de Ingenieros Agrónomos, Forestales y Ambientales de Guatemala: sus perspectivas a futuro.

Durante meses he pensado en escribir mi análisis de la situación del colegio. Me han retrasado algunas limitaciones de tiempo, la sospecha de que el asunto será tomado con característica apatía y hasta el temor de ser censurado en la red, como si la Constitución Política no garantizara la libertad de expresión y como si censurar lo que se envíe no constituyera delito de violación constitucional. Tengo la esperanza de que los administradores de este medio (los dueños somos los colegiados) dejarán atrás cualquier miedo infantil y quizá hasta se unan a la discusión, que busca el beneficio de todos y no busca perjudicar a alguien en particular.

La problemática es compleja y sujeta a diversas interpretaciones, así que de ninguna manera me siento escribiendo un evangelio o tratado de verdades. No pretendo que mi interpretación se acepte por default, pero sí que haya una discusión respetuosa y, primordialmente, cambio de actitudes y prácticas.

El Colegio es un elemento más de una sociedad cargada de traumas y problemas, pero también con potencialidades; algunas evidentes y otras apenas latentes.

El análisis que hoy principio a escribir llevará varias páginas, por lo que iré enviando bloques de extensión mesurada.

Para discutir los problemas y sus soluciones, es necesario enunciarlos ordenadamente. En mi criterio, las características principales del Colegio (en el orden que quieran darles) son:

1. Enfoque exclusivamente gremial
2. Democracia imperfecta
3. Latencia bacteriana, con activación electorera
4. Centralismo, en conflicto con multicefalismo
5. Carencia de visión estratégica.

A riesgo de que aparezcan nuevos elementos durante el análisis (lo que no descarto, especialmente porque espero participación de colegas), analizaré los puntos de arriba uno por uno. Para esta ocasión, me limitaré al primero.

1. Enfoque exclusivamente gremial.

Como se mencionó en una oportunidad anterior, el concepto de gremio en América Latina viene, cuando menos, del siglo XV. En Europa data de la época Romana. Durante el afianzamiento de la colonia española en tierras americanas, la dinámica social buscó medios de defensa ante los abusos de la Corona o los gobernantes locales. Uno de estos fue el de la asociación gremial. Del DRAE tomo dos definiciones de la palabra gremio:

a) Corporación formada por los maestros, oficiales y aprendices de una misma profesión u oficio, regida por ordenanzas o estatutos especiales.

b) Conjunto de personas que tienen un mismo ejercicio, profesión o estado social.

Según una publicación en Internet (http://www.ilustrados.com/publicaciones/ EEFVlZuVluzMTIrScs.php) “Los gremios son entidades compuestas por personas (naturales y/o jurídicas en la actualidad…) que profesan unos objetivos, intereses, profesión, ocupación u oficio comunes y que se agrupan para, precisamente, proteger sus intereses, consolidarlos y de ser posible ampliarlos en beneficio de la orden y de los agremiados. Otra característica de todo gremio es que debe defender obligatoriamente a sus agremiados, fin primordial con el cual nacieron.”
El Artículo 1 de los estatutos del Colegio dice: “DENOMINACIÓN Y NATURALEZA. El Colegio de Ingenieros Agrónomos de Guatemala, es una asociación gremial de naturaleza civil… Funciona de conformidad con la Ley de Colegiación Profesional Obligatoria, sus propios estatutos, reglamentos y acuerdos”.

Bien, si eso dice la ley, pues no se puede culpar al Colegio de ser apenas una entidad gremial. Sin embargo, el artículo tres de los estatutos lista los fines y objetivos y para fines de este documento, los incisos a) hasta p) se inscriben en tres grandes categorías: la primera es todo lo relacionado al gremio, sus agremiados y los asociados al gremio. La segunda [incisos i) y j) ] se refiere a la participación en la solución de los grandes problemas nacionales vinculados a la profesión. La tercera se refiere a la vinculación y obligaciones del Colegio con la USAC y sus fines.

¿En dónde está el problema? En que la mayoría de actividades desarrolladas por el colegio se refiere a los aspectos gremiales. Es decir, en el siglo XXI todavía funcionamos con la lógica del siglo XV.

Nos preocupa el tema de las prestaciones gremiales, las fiestas, la defensa gremial, la capacitación. Somos profusos individualmente en la manifestación pública de duelo (cosa que me parece propia del ámbito privado, pero respeto opiniones distintas). Difícilmente pasamos de ahí. No hay participación sistemática, colegiada, concensuada en los problemas nacionales, como mandan los incisos estatutarios citados. Si alguien cree que exagero, basten dos ejemplos:

En una época en que los problemas ambientales amenazan al punto de poner en peligro la existencia de vida en este planeta (en el sentido que la conocemos, incluyendo a la raza humana), los defensores del ambiente conmemoraron el Día Internacional de la Tierra el pasado 22 de abril. Los periódicos realizaron reportajes especiales y entrevistas. ¿Y el Colegio? Ni se dio por enterado.

Hay evidencia de que hay un alineamiento político del Ejecutivo y el Legislativo para la legalización e impulso de los cultivos transgénicos en Guatemala. Organizaciones canadienses, europeas y norteamericanas se están pronunciando al respecto. ¿Y el colegio? Tampoco parece darse por enterado.

El colegio tiene todas sus estructuras y recursos trabajando exclusivamente para sus fines gremiales.

El primer gran problema, entonces, es la incapacidad, falta de voluntad o ambos para convertir una estructura del siglo XV en una del siglo XXI.

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